Después de múltiples estudios se han podido identificar dos tipos principales de cáncer de mama:
Es el más frecuente de los tumores de mama constituyendo el 80% de todos estos, llamado así porque se origina en las células epiteliales que forman los conductos que llevan la leche desde los lóbulos hasta el pezón.
Son los segundos en frecuencia (10%), que se originan en las células lobulares que forman los lóbulos, donde se produce la leche.
Uno de los principales detonantes para que una célula “sana“de los conductos o de los lóbulos se convierta en una célula cancerosa es la aparición de alteraciones en los genes llamadas mutaciones. Estas mutaciones pueden producirse en dos tipos de genes: en los protooncogenes o en los genes supresores.
Lo más frecuente es que estas mutaciones sean adquiridas, es decir, que aparezcan a lo largo de la vida e influenciadas por diversos factores, como la alimentación, el estímulo hormonal, el ejercicio…
Sin embargo, en un porcentaje pequeño estas mutaciones son hereditarias, estando presentes desde el nacimiento y condicionando un riesgo conocido de desarrollar un cáncer a lo largo de la vida.
Las mutaciones hereditarias más conocidas e implicadas en el cáncer de mama son las mutaciones en los genes BRCA1 y BRCA2, que son genes supresores.
Conoce más sobre este tipo de tumor en nuestro post ” Factores de riesgo del cáncer de mama“
Artículo redactado y validado por:
Dra. Natàlia Eres
Oncóloga Médica del área de Ecomedicina y Oncología holística. Directora del Instituto Imohe.
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