El apoyo psicológico para pacientes con cáncer

Conoce la importancia del apoyo psicológico para pacientes con cáncer

Parece bastante obvio el impacto que genera una noticia como es la enfermedad de cáncer en la salud mental de una persona. Sin embargo, mi experiencia también me dice que, en ocasiones, las personas no llegan a entender las emociones por las que transitan en el proceso, generándoles confusión, frustración y culpa.

El cáncer y su impacto en la salud mental

La Salud Mental es considerada una parte crucial dentro del concepto de Salud, respondiendo a la capacidad de la persona para regular sus emociones, tomar decisiones, enfrentarse a las situaciones y retos cotidianos y ser un miembro que, dentro de la comunidad, aporte valor socialmente.

El diagnóstico, al igual que el tratamiento del cáncer implica, a nivel cerebral y corporal, un gran impacto. Desde la terapia de trauma (conocida como terapia EMDR), el diagnóstico de cáncer se considera una situación traumática que pone todos los sistemas de alerta a funcionar.

Nuestra vida se siente en peligro y así comienza un proceso de duelo por la pérdida de la salud que en ocasiones no conseguimos entender, con preguntas del tipo: “Si me han dicho que tengo tratamiento, ¿por qué me siento triste?”.

El miedo al dolor, al sufrimiento y a la muerte se activa, creando un torrente emocional del paciente que, muchas veces, es muy difícil de acompañar.

Es aquí cuando el apoyo psicológico especializado cobra especial importancia con el fin de ofrecer apoyo y ayudar a la persona a sobrellevar esta aventura a nivel emocional en su vida diaria. Y así, haciendo referencia a la definición de Salud Mental, poder acompañarle para que pueda enfrentarse a los retos diarios de la mejor manera posible.

¿Qué pasa por la mente de alguien que tiene cáncer?

Como os decía anteriormente, algunas de las cosas que aparecen es el miedo al dolor, al sufrimiento y a la muerte.

Sin embargo, también podemos hablar de otras muchas cosas que dependerán de la historia de vida de cada persona. Según nuestras experiencias vitales y reacciones emocionales, se siente, se vive y se afronta la enfermedad de manera distinta.

¿Qué se siente durante el proceso?

Demos un paseo por este camino emocional del miedo, la incertidumbre, la angustia, la tristeza o la culpa.

El miedo es uno de los grandes protagonistas de esta historia. Por tanto, desde el acompañamiento emocional, siempre tenemos que explorarlo. Los miedos puedes ser muchos, como explica la teoría de las seis “D”: miedo a la incapacidad por los tratamientos o el propio proceso de enfermedad (disability), a la muerte (death), a la dependencia por la pérdida de capacidades (dependency), al malestar y el mal control del dolor (discomfort), a la desfiguración como consecuencia de intervenciones quirúrgicas (disfigurement) y a la ruptura a nivel social, laboral y vital (disruption).

Conoce la importancia del apoyo psicológico para pacientes con cáncerLa incertidumbre es una emoción que acompaña a la persona desde el inicio, incluso antes del propio diagnóstico cuando existe sospecha de enfermedad, pero aún no es evidente. Aprender a vivir con poca sensación de control sobre algunos aspectos de la enfermedad, va a ser uno de los objetivos principales en terapia. Manejar “el no saber” ante pruebas, síntomas físicos o revisiones, es un gran reto para la persona con cáncer.

Como os decía, la angustia o la ansiedad es otra parte del aspecto emocional. La propia amenaza a la vida ya activa nuestro cerebro ante el peligro, como si estuviéramos ante un león en medio de la selva, protagonizando un atraco donde somos encañonados con un arma o dentro de un vehículo a punto de colisionar contra un muro a doscientos kilómetros por hora. Toda esa energía, posteriormente, hay que drenarla y ayudar a nuestro cerebro a calmarse y regularse y eso no es tarea fácil.

Dentro del proceso de duelo por la pérdida de la salud, la tristeza se hace fuerte. Desde su función adaptativa, esta emoción viene a ayudarnos a introspectar, a alejarnos socialmente y conectar con nosotros mismos, con lo ocurrido y con nuestros pensamientos para poder aceptar la enfermedad. Por tanto, como siempre digo a las personas que acompaño, es importantísimo dejarse sentir esta tristeza, porque tiene un gran poder.

La culpa puede ser muy reparadora en algunos casos pero, en otros, se convierte en una forma de maltrato que nos hace sufrir de manera injusta. Es habitual sentirse culpable por no haber llevado hábitos de vida saludables, por no cuidar nuestra alimentación, ser sedentarios, haber fumado o consumido alcohol, etc. Sentir que hemos sido los causantes de nuestro cáncer, a veces, es muy habitual. En esta parte la psicoeducación es clave para que la persona entienda que el cáncer es una enfermedad multifactorial donde tenemos cierta responsabilidad, pero en ningún caso, culpa.

Y si a esto no le damos importancia, ¿qué puede pasar?

No prestar atención a nuestras propias emociones, sensaciones o pensamientos puede ser muy peligroso.

Todas las emociones, en su función adaptativa, vienen a decirnos algo. Si esto no se atiende o se entiende, las emociones mandan señales a nuestro cuerpo para hacerse más fuertes.

Pero si, con todo esto, aún no es suficiente y se prolonga en el tiempo, puede comprometer mucho nuestra calidad de vida, influyendo incluso en la eficacia de los tratamientos y desarrollando trastornos psicológicos.

 El mundo emocional del cáncer es tan amplio como interesante. Resulta difícil poder hablar de tanto, en tan poco espacio.

Así que, quedaros con tres ideas importantes:

    Sentir miedo, tristeza, angustia, incertidumbre y culpa, es natural.

    Dar espacio y atender las emociones, es importantísimo para tener buena calidad de vida durante la enfermedad y salud mental.

    No saber qué hacer con determinadas sensaciones, es el primer síntoma para buscar ayuda psicológica.

 Este viaje a veces es difícil, pero podemos viajar juntos.

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Artículo redactado y validado por:

Marta Garrido

Marta Garrido

Psicooncóloga.

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