La vitamina D, popularmente conocida como la vitamina del sol, es un nutriente esencial para el cuerpo humano. Existen diferentes formas de vitamina D, que incluyen ergocalciferol (vitamina D2) y colecalciferol (vitamina D3). La vitamina D se encuentra en el pescado, los huevos, las setas y los alimentos enriquecidos con esta vitamina. También se produce en la piel cuando se expone a la luz solar. Durante los períodos de luz solar, la vitamina D se almacena en la grasa y luego se libera cuando la luz solar no está disponible.
Aunque hablemos de vitamina, realmente, se considera una hormona porque se sintetiza en un lugar del cuerpo (la piel o la dieta) y luego se transporta a otros lugares donde ejerce sus efectos. Una vez que se activa en el hígado y los riñones, se une a los receptores de vitamina D de varios tejidos del cuerpo, donde regula la absorción de calcio y fósforo, promueve el crecimiento y la mineralización de los huesos y apoya la función inmunológica.
La principal función por la que se conocía era ayudar al cuerpo a absorber el calcio y el fósforo, esenciales para desarrollar y mantener huesos fuertes. Sin embargo, con el paso de los años, hemos observado que la vitamina D también estaría involucrada en la regulación del sistema inmunitario, la reducción de la inflamación y la promoción del crecimiento y la diferenciación celular. Además, las investigaciones más recientes sugieren que la vitamina D puede desempeñar un papel en la reducción del riesgo de ciertas enfermedades, como el cáncer, la diabetes y las enfermedades cardiovasculares.
La deficiencia de vitamina D puede ocurrir principalmente por una exposición inadecuada al sol, la mala alimentación y ciertas afecciones médicas. Hablamos de déficit de vitamina D cuando los valores son menores a 20ng/mL y de insuficiencia si los valores se encuentran entre 20-30ng/mL. Un buen nivel sería a partir de 50ng/mL hasta 100 ng/mL.
Te cuento en detalle las posibles razones por las cuales existe riesgo de padecerla:
Algunos síntomas comunes de la deficiencia de vitamina D incluyen:
Es importante tener en cuenta que estos síntomas también pueden ser causados por otras patologías o condiciones médicas, por lo que es importante consultar siempre a tu médico para que pueda realizar un diagnóstico y tratamiento adecuado.
La vitamina D puede desempeñar un papel clave en la prevención y el tratamiento de muchos tipos de cáncer. Esta vitamina tiene numerosas propiedades anticancerígenas, como el bloqueo de la fase de promoción del tumor mediante la inhibición de la proliferación celular, la inducción de la diferenciación y la muerte celular. La vitamina D también puede prevenir las mutaciones genéticas en la fase de inicio del tumor al inducir funciones antiinflamatorias, antioxidantes y de reparación de los daños en el ADN.
Por ejemplo, en el estudio de McDonell et al, sobre cáncer de mama y vitamina D, se habla de una asociación inversa entre las concentraciones séricas de 25-hidroxivitamina D [25 (OH) D] y el riesgo de cáncer de mama en mujeres de 55 años o más. Esto significa que los niveles más altos de vitamina D en el cuerpo se asocian con un menor riesgo de cáncer de mama.
Por otro lado, en otro estudio de Koole et al, en pacientes con cáncer colorrectal, vimos la relación entre la vitamina D y la calidad de vida de los supervivientes del cáncer colorrectal. En el estudio se observó que las concentraciones más altas de 25-hidroxivitamina D3 (25OHD3) en suero se asociaron con una mejor calidad de vida global y una menor fatiga en los supervivientes del cáncer colorrectal hasta 2 años después del tratamiento.
En primer lugar, habrá que valorar los valores en sangre en una analítica. Si existe una deficiencia de vitamina D, la dosificación específica, los niveles terapéuticos y la forma o vía de administración pueden variar según las condiciones de salud de cada persona.
Es muy importante consultar con tu médico o nutricionista para saber cómo remontar los niveles de vitamina D adecuadamente. Aunque la vitamina D se puede obtener mediante la exposición a la luz solar y a través de fuentes dietéticas como pescados grasos, yemas de huevo y alimentos fortificados, puede ser difícil obtener suficiente únicamente a través de estas fuentes, especialmente en personas con una exposición limitada al sol o con restricciones dietéticas.
Pero ¡ojo! Los nutrientes suelen actuar de forma coordinada en el organismo. La absorción intestinal y el posterior metabolismo de un nutriente concreto dependen, hasta cierto punto, de la disponibilidad de otros nutrientes. Es decir, si existe una deficiencia de vitamina D no solo es preciso suplementar con esta hormona, sino tener en cuenta qué otros nutrientes influyen en su metabolismo, como el magnesio o la vitamina K.
Por tanto, siempre es necesario realizar una valoración nutricional adecuada y no consumir suplementos de vitaminas suplementarse por cuenta propia.
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Artículo redactado y validado por:
Victoria Góngora
Nutricionista oncológica
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