MITOS COMUNES E IDEAS FALSAS ACERCA DEL CÁNCER
Existen ciertas ideas generalizadas sobre cómo empieza y cómo se disemina el cáncer que, aunque son erróneas desde un punto de vista científico, parecen tener sentido, especialmente cuando esas ideas están arraigadas en teorías anticuadas. El problema es que una idea falsa sobre el cáncer puede causar preocupaciones innecesarias e, incluso, complicar decisiones acertadas de prevención y tratamiento. Esta página ofrece la información científica más reciente sobre algunos de los mitos y conceptos erróneos más comunes sobre el cáncer.
La probabilidad de morir por cáncer ha disminuido de forma progresiva desde la década de 1990. En la actualidad, los índices de supervivencia a cinco años de algunos tipos de cáncer, como el de mama, próstata y tiroides, superan el 90 por ciento. El índice de supervivencia a 5 años de todos los cánceres combinados supera actualmente el 50 por ciento. Sin embargo, es importante destacar que esos índices están basados en datos agrupados de un enorme número de pacientes con diferentes tumores y en diferentes estadios. La cantidad de tiempo que un paciente con cáncer en particular va a vivir y la posibilidad de que muera o no debido a la enfermedad depende de muchos factores, entre otros, el momento en el que se diagnostica la enfermedad, la rapidez con que la que avanza el cáncer, cuánto se ha diseminado por el cuerpo, si existen tratamientos disponibles que sean eficaces y el estado de salud general de la persona.
No, el cáncer no es una enfermedad contagiosa que se disemine con facilidad entre las personas. Sí que es cierto que algunos tumores muy concretos pueden producirse tras la infección de determinados agentes infecciosos como virus (algunos tipos de virus del papiloma humano o VPH, por ejemplo) o bacterias (como el Helicobacter pylori). Si bien los virus o las bacterias pueden pasar de una persona a otra, los cánceres que estos a veces causan no se pueden diseminar de una persona a otra. Otros virus, como los virus de la hepatitis B y C, que se transmiten mediante agujas intravenosas infectadas y mediante actividad sexual, aumentan el riesgo de padecer cáncer de hígado.
La única circunstancia en la que el cáncer puede pasar de una persona a otra es en el caso de trasplantes de órganos o tejidos. Si una persona recibe órganos o tejidos de un donante que tuvo cáncer en el pasado, podría tener en el futuro un mayor riesgo de padecer cáncer relacionado con el trasplante. Pero ese riesgo es extremadamente bajo, cerca de dos casos de cáncer por cada 10 000 trasplantes de órganos. Por eso, hoy en día se evita usar órganos o tejidos de donantes con antecedentes de cáncer.
Es verdad que algunos tratamientos para el cáncer, como la quimioterapia o la radioterapia, pueden producir efectos secundarios desagradables y a veces graves. En los últimos años se han desarrollado muchos fármacos y tratamientos de radiación que son mejor tolerados que en el pasado. Por tanto, hoy en día, síntomas como las náuseas y los vómitos intensos, la pérdida de cabello y el daño tisular son mucho menos frecuentes. Sin embargo, controlar los efectos secundarios a los tratamientos oncológicos sigue siendo una parte importante de la atención para el cáncer.
No necesariamente. El cáncer es causado por errores dañinos (mutaciones) en los genes. Solo cerca de 5 al 10 por ciento de los cánceres son causados por mutaciones que la persona hereda de sus padres. En familias con mutaciones heredadas que causan cáncer, varios miembros de la familia suelen padecer del mismo tipo de cáncer que generalmente se producen a edades más precoces. Estos cánceres se denominan cánceres "familiares" o "hereditarios". En estos casos es posible que los médicos hagan recomendaciones específicas a los familiares para reducir las posibilidades de que el cáncer se desarrolle.
El 90 a 95 por ciento de los cánceres restantes son causados por mutaciones que le suceden a la persona durante la vida como consecuencia natural del envejecimiento y la exposición a factores ambientales como el humo del tabaco y la radiación. Estos cánceres se denominan cánceres "no hereditarios" o "esporádicos". Alrededor de 4 de cada 10 casos de cáncer esporádicos se podrían prevenir al incorporar cambios saludables en el estilo de vida, como ingerir una dieta equilibrada, mantener un peso adecuado, hacer ejercicio, limitar el consumo de alcohol y dejar de fumar.
No. Según los datos más recientes, cerca de 40 por ciento de hombres y mujeres recibirán un diagnóstico de cáncer en algún momento de su vida. La mayoría de los cánceres son causados por cambios genéticos que suceden a lo largo de la vida de la persona como consecuencia natural del envejecimiento y la exposición a factores ambientales como el humo del tabaco y la radiación. Otros factores, como el tipo de alimentación, el consumo de alcohol y si practica o no ejercicio, es posible que también influyan en el riesgo de padecer cáncer.
Hasta la fecha no existe evidencia científica convincente que relacione la "actitud" de una persona con su riesgo de padecer cáncer o morir por la enfermedad. La naturaleza de la enfermedad y los tratamientos disponibles determinarán una evolución favorable o desfavorable, pero el enfermo no es responsable de la enfermedad. El paciente necesita un periodo de adaptación a la enfermedad y a sus tratamientos por lo que es normal sentirse a veces triste, preocupado, enojado o descorazonado y, en otras ocasiones, optimista y animado. Es posible que las personas con una actitud positiva tengan más posibilidades de mantener relaciones sociales, estar activas y mejorar su calidad de vida pero darle mucha importancia a la actitud puede causar culpa y desilusión innecesaria si, por motivos que están fuera de su control, la salud del paciente no mejora.
La probabilidad de que una operación haga que el cáncer se disemine a otras partes del cuerpo es extremadamente baja. Los cirujanos siguen protocolos estrictos que incluyen procedimientos estándar y métodos especiales con varios pasos para prevenir que las células cancerosas se diseminen durante las biopsias o las operaciones quirúrgicas para extirpar tumores. Por ejemplo, si deben extirpar tejidos de más de un área del cuerpo, usan instrumentos quirúrgicos diferentes para cada sitio.
No. Si bien los estudios de investigación han indicado que las células cancerosas consumen más azúcar (glucosa) que las células normales, ningún estudio ha demostrado que consumir azúcar hará que el cáncer empeore o que, si se deja de consumir azúcar, el cáncer disminuya o desaparezca. No obstante, una alimentación con un alto contenido de azúcar puede tener como consecuencia un aumento de peso, obesidad y diabetes que sí están asociados a un riesgo elevado de padecer varios tipos de cáncer y otros problemas de salud.
No. Diversos investigadores han realizado estudios sobre la seguridad de diferentes edulcorantes artificiales (sustitutos del azúcar) como la sacarina; el ciclamato; el aspartamo ; el acesulfamo de potasio; sucralosa ; y el neotame y no han encontrado ninguna evidencia de que causen cáncer en los seres humanos. Todos estos edulcorantes artificiales son evaluados por diversos organismos como la Food and Drug Administration (FDA) y la European Food Safety Authority (EFSA) y, en España, los edulcorantes están regulados mediante el Real Decreto 2002/1995, de 7 de diciembre de 1995.
No, según lo indican los estudios realizados hasta el momento. El cáncer se produce por mutaciones genéticas, y los teléfonos celulares emiten un tipo de energía de baja frecuencia que no hace daño a los genes.
No, según lo indican los estudios realizados hasta el momento. Los cables de alta tensión emiten energía eléctrica y magnética que es fácilmente bloqueada o debilitada por paredes y otros objetos. La energía magnética emitida por estos cables es una forma de radiación de baja frecuencia que no causa daño a los genes.
No. Si bien algunos estudios permiten suponer que los tratamientos alternativos o complementarios podrían ayudar a los pacientes a tolerar los efectos secundarios del tratamiento contra el cáncer, como por ejemplo algunas hierbas medicinales, no existe ningún producto herbario que por sí solo pueda curar el cáncer. Aunque diversos agentes quimioterápicos utilizados en oncología como los taxanos se extraen de las plantas, algunas hierbas medicinales pueden ser incluso perjudiciales cuando se consumen durante la quimioterapia o la radioterapia porque pueden interferir con el funcionamiento de estos tratamientos. Los pacientes con cáncer deben consultar a su doctor acerca de cualquier tipo de producto de medicina complementaria y alternativa que puedan estar usando, incluidas las vitaminas y los complementos de hierbas.
No. Por si solo no hay ningún alimento que cure el cáncer. Una cuestión distinta es que es muy importante llevar un estilo de vida saludable que incluye una dieta equilibrada basada en el consumo de verduras, legumbres, fruta, proteínas, etc.
No. Diversos estudios realizados hasta el momento no han encontrado ninguna evidencia que relacione las sustancias químicas que generalmente se encuentran en los antitranspirantes y desodorantes con cambios en el tejido mamario.
No existe evidencia científica convincente que indique que el uso personal de tintes para teñir el cabello aumente el riesgo de cáncer. Sin embargo, algunos estudios parecen indicar que los peluqueros y barberos que se exponen con regularidad a grandes cantidades de tintes para el cabello y otros productos químicos, podrían tener un mayor riesgo de cáncer de vejiga.
Es posible que una persona tenga o no tenga síntomas en el momento del diagnóstico del cáncer. Por eso, aunque se sienta bien, debe consultar a su médico para que, si hay necesidad, le haga una prueba de detección de cáncer según su situación particular. El cáncer generalmente se puede tratar mejor cuando la enfermedad se detecta en una etapa temprana, por lo que hoy en día existen programas de detección precoz para algunos tipos de tumores como el cáncer de mama y colon. La aparición de algunos síntomas de alarma que, aunque no siempre se corresponden con la presencia de un tumor, también pueden ayudarnos a un realizar un diagnóstico de esta enfermedad. Algunos de estos síntomas generales son la modificación de los hábitos intestinales o urinarios, presencia de una úlcera que no cicatriza, sangre en heces, orina o esputo sin causa evidente, aparición de nódulos, dificultad para tragar, cambios en una verruga o lunar o presencia de tos o ronquera persistente.
Darse un golpe o lastimarse los senos no produce cáncer. En general, los doctores no pueden explicar la razón por la que algunas personas padecen cáncer y otras no. Pero está claro que lastimarse los senos no aumenta el riesgo de que una mujer padezca cáncer de mama.
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