Psicología Positiva: el papel que tiene en el cáncer

Psicología positiva

Desde el lenguaje más coloquial, tenemos normalizadas frases del tipo: “tienes que ser positivo”, “es muy importante que tengas una actitud positiva” y un sinfín de comentarios similares. 

Sin embargo, desde la psicología esto no es tan fácil y, por supuesto, no es tan literal. Así que vamos a empezar describiendo qué es la Psicología Positiva y también, qué no es. 

¿Qué es la Psicología Positiva?

La Psicología Positiva es, según Martin Seligman (2000) “…el estudio científico de experiencias positivas, rasgos individuales positivos y las instituciones que facilitan el desarrollo”. Por esto, la psicología positiva se ha introducido en diferentes campos como escuelas o empresas. 

Desglosando bien esta definición, podemos ver que se trata del estudio de fenómenos y momentos considerados positivos, los rasgos positivos estables de las personas y los elementos institucionales que permitan potenciarlos. 

Es decir, las experiencias agradables, las fortalezas de cada ser humano y los organismos que permiten desarrollar ambos aspectos. 

¿Y qué no es? 

La Psicología Positiva nada tiene que ver con la Psicología de la Felicidad, con un positivismo tóxico que poco a poco, a nivel social, está más extendido y hace también más daño. 

“Positivo” en este caso, no es sinónimo de esto, sino de “agradable, bienestar y equilibrio”. 

Bienestar, Psicología Positiva y cáncer

Psicología positiva y cáncer

Martin Seligman decía que “la vida inflige los mismos contratiempos y tragedias en el optimista como en el pesimista, pero el optimista las resiste mejor”. 

Por tanto, ser optimista puede actuar como factor protector ante los momentos más difíciles, como puede ser, una enfermedad de cáncer

Un evento traumático como el diagnóstico de la enfermedad, desequilibra por completo nuestra balanza y pone en primera línea la importancia de determinados valores. Además, estos son más importantes si cabe, cuando hablamos de una etapa paliativa, donde la espiritualidad del ser humano es más evidente. 

Por eso, es vital poder añadir más cosas agradables que nos conectan con el bienestar y nuestros valores y así, poder reequilibrar de nuevo esa balanza.

Muchas de las insatisfacciones vitales y algunos trastornos del estado de ánimo, se producen precisamente por esto. Por ello, poder empezar a plantearnos cuántos aspectos hay en cada parte, puede ser interesante para protegernos ante algún contratiempo que nos desregule. 

Así que, te pregunto para que reflexiones: ¿qué es importante para ti en la vida?, ¿qué tiene valor? La paz, la naturaleza, la familia, la libertad, los animales, la salud o el ayudar al otro, pueden ser algunos de esos valores vitales. 

Y ahora, te pregunto: ¿cuántas de las cosas que haces están conectadas con esos valores? 

¡Reflexiona sobre esto y márcate pequeñas actividades que puedan conectarte con ellos para equilibrar tu balanza!

Por último, te invito a que pienses sobre tus fortalezas, sobre aquellas cosas en las que eres muy bueno y a veces, no tan bueno (las debilidades). Es importante que nuestras fortalezas también estén en equilibrio. Esto significa, que estén presentes en nuestro día a día de manera justa. 

El pensamiento positivo en Psicooncología, ¿sirve de algo?

La respuesta es sí, pero sigue leyendo porque a lo mejor, no es lo es que esperas. 

¿Has escuchado alguna vez: “si eres positivo, te curarás”? ¡Cuidado! Para esto, la respuesta es no. 

Ser optimista, nos protege. Estar conectados con nuestros valores y actuar en sintonía, nos equilibra. Tener nuestras fortalezas muy presentes y potenciar las debilidades, nos hace sentir mejor. Sin embargo, esto no es un motivo lo suficientemente fuerte como para curar una enfermedad como el cáncer. 

¿Entonces de qué sirve?

Sencillo. Nos ayuda a vivir con mayor calidad de vida. Cuando el cáncer aparece, nos replanteamos nuestra vida, conectamos con nuestros valores y con las cosas que, para nosotros, son importantes ahora. Eso nos permite reorganizar de nuevo el sentido de nuestros días y convivir con la enfermedad. No luchar, ni pelear. Con-vivir. 

El bienestar emocional va a permitirnos regularnos mejor y, por eso, liberaremos una serie de hormonas que también nos protejan de determinadas infecciones, ayudan al sistema inmune, a la cicatrización de cirugías, etc. También, nos ayuda con sensaciones que pueden hacer que tomemos decisiones poco acertadas con respecto a nuestra alimentación y ejercicio.

Por tanto, la Psicología Positiva se encarga de ayudarnos a poner en equilibrio aquellas cosas que se han desajustado por situaciones difíciles. Y ahí juegan un papel muy importante nuestra escala de valores y fortalezas.  Recuerda esas dos preguntas anteriores. 

¡Vamos a reequilibrar!

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Artículo redactado y validado por:

Marta Garrido

Marta Garrido

Psicooncóloga.

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