El cáncer de pene es un tumor maligno que se origina en el órgano que forma parte del aparato reproductor masculino. Su incidencia es baja en los países desarrollados con una incidencia menor a un caso por 100.000 habitantes al año. El número de casos es mucho mayor en regiones poco desarrolladas.
La edad media de aparición suele ser a partir de la sexta década de la vida.
La causa última que lleva a la aparición de un cáncer de pene es desconocida. Sin embargo, algunos de los factores de riesgo para el desarrollo de esta enfermedad incluyen el antecedente de verrugas genitales o la infección por el virus del papiloma humano (VPH).
Los procesos irritativos crónicos relacionados con una falta de higiene en la zona debajo del prepucio en varones no circuncidados y el tabaquismo también se asocian al cáncer de pene.
Existen varios tipos de cáncer de pene, según el tipo de célula del que se haya desarrollado el crecimiento descontrolado. Las alteraciones pueden surgir en el propio órgano como en las pieles que lo recubren, puede iniciarse en el glande y crecer desde allí o dirigir su crecimiento hacia esa zona. Dadas estas variantes es muy importante conocer el tipo de cáncer.
Los síntomas más habituales son la presencia de una zona enrojecida o rugosa en el pene que aumenta progresivamente de tamaño en el curso de semanas o meses, úlcera que no se cura o que es recidivante con secreción sanguinolenta o pus, dolor y en estadios más avanzados ganglios inguinales aumentados de tamaño.
El diagnóstico precoz es clave para poder realizar una resección quirúrgica con márgenes amplios. En ocasiones en tumores pequeños es posible la aplicación de láser. Otra posibilidad de tratamiento es la radioterapia externa en tumores de menos de 4 cm de diámetro. Sin embargo, cuando la enfermedad se presenta en estadios avanzados puede ser necesario la realización de cirugías más agresivas como la penectomía con o sin linfadenectomía.
La quimioterapia se emplea como tratamiento coadyuvante a los tratamientos mencionados o como tratamiento único en los casos más avanzados en los que la extensión del tumor no permita la exéresis quirúrgica.
El pronóstico y el tratamiento de este tumor maligno, depende de lo avanzada que se encuentre la enfermedad.
La recaída local es poco frecuente cuando se realiza una cirugía con unos márgenes adecuados pero puede aparecer ocasionalmente obligando a una segunda intervención.
En estadios más avanzados la diseminación metastásica suele afectar primariamente a los ganglios inguinales, posteriormente las cadenas iliacas y, finalmente, metástasis a distancia.
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