El mayor impacto cuando a un paciente le tienen que dar quimioterapia se encuentra sin duda a nivel emocional. Miedo, inseguridad, soledad, incomprensión, vulnerabilidad, pero esto lo trataremos en otro artículo.
Hoy vamos a centrarnos en los efectos secundarios más frecuentes a nivel físico. La quimioterapia bien sea oral o intravenosa es uno de los tratamientos contra el cáncer más ampliamente utilizado. Por desgracia, además de destruir las células tumorales provocan los tan temidos y desagradables efectos secundarios.
Los más frecuentes son las nauseas y vómitos, el cansancio, el dolor de cabeza, el estreñimiento, la diarrea, el dolor abdominal, el dolor muscular, las alteraciones en las uñas y la caída del pelo.
Durante el momento de la infusión en caso de que sea intravenosa lo que se siente es: NADA. Además, es importante que sea así, y ante cualquier otra sensación se debe avisar a la enfermera para una primera valoración.
Si se nota picor o quemazón en la vía hay que descartar una extravasación, es decir, que la quimioterapia se esté escapando de la vía hacia los tejidos del brazo. La mayoría de las veces son leves y se tratan con cremas, pero en ocasiones pueden ser graves y necesitar incluso cirugía.
Si se nota de manera brusca sudoración profusa, dolor lumbar, dificultad para respirar, mareo o nauseas se puede estar ante una reacción alérgica al fármaco.
Ambas cosas deben ser detectadas a la mayor brevedad posible.
En absoluto. Los efectos secundarios dependen en primer lugar del fármaco que se esté utilizando, de la dosis y de la combinación con otros fármacos. Según su estructura farmacológica pueden tener un mayor efecto negativo a nivel digestivo, muscular, etc. En segundo lugar, depende de las condiciones del propio paciente y de sus antecedentes médicos.
Sí, algunos medicamentos pueden provocar “edema periférico” o una mayor retención de líquidos. Para ambas cosas se puede poner tratamiento. Hay que descartar siempre que no se haya producido daño a nivel del riñón y del corazón, los dos órganos que nos ayudan a controlar la cantidad de agua que maneja nuestro organismo.
Sí, el dolor aparece con bastante frecuencia en múltiples localizaciones del cuerpo. El dolor de cabeza o cefalea, el dolor abdominal, el dolor muscular y de espalda suelen ser los más frecuentes.
Como ya he dicho en otras ocasiones, una cosa es que sea normal o esperado y otra que no tenga tratamiento. Consulta siempre con tu Oncólogo cuál es el mejor remedio en cada caso.
Además, el dolor produce una mayor ansiedad y nerviosismo, que a su vez empeora el control del dolor. Así que una vez más, las técnicas de relajación y respiración pueden ayudarnos a mejorar.
Las alteraciones del sistema nervioso periférico como el hormigueo o calambres en manos y pies es una sensación bastante frecuente de varios grupos de quimioterapia.
Las alteraciones en las uñas, tales como cambios de pigmentación, infecciones o incluso que se lleguen a caer.
El cambio en la coloración del pis, la sequedad de piel y mucosas y el picor de ojos son bastante frecuentes en los tratamientos del cáncer de mama.
La caída del pelo y las erupciones cutáneas son asimismo frecuentes.
El tiempo de duración es muy variable entre unos pacientes y otros, suelen comenzar a los dos o tres días de administración del tratamiento y durar unos tres o cuatro días.
La gran mayoría de los efectos secundarios son reversibles, sí. Hay pacientes que les cuesta incluso meses llegar a sentirse como antes del tratamiento, llegar a tener la misma vitalidad, no cansarse y poder hacer una vida normal. El pelo, aunque empieza a salir al poco tiempo de finalizar la quimioterapia, tarda en crecer hasta conseguir la extensión similar a la previa.
Por desgracia, hay sensaciones que pueden no desaparecer del todo, como la neurotoxicidad: el hormigueo que se puede sentir en manos y pies con determinados medicamentos.
Tu Oncólogo te explicará siempre qué puedes esperar con cada tratamiento y qué puedes hacer para mitigarlo. Tienes un equipo de atención médica a tu disposición para ayudarte. En nuestro hospital hay un teléfono disponible en horario laboral atendido por enfermeras cualificadas donde los pacientes pueden consultar siempre que tienen alguna duda.
Nunca tengas miedo a preguntar si es normal lo que te pasa. Cuando nos enfrentamos a algo que sabemos que nos puede pasar lo llevamos de otra manera.
Artículo redactado y validado por:
Dra. Ana López González
Doctora en Medicina. Oncóloga Médica en el Complejo Asistencial Universitario de León, Unidad de mama. Tutora de Residentes. Responsable de la Unidad de Ensayos Clínicos.
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