El 31 de enero de 2020, la OMS (Organización Mundial de la Salud) declaró una Emergencia de Salud Pública Internacional con motivo del brote del coronavirus SARSCoV-2 (Severe Acute Respiratory Syndrome Coronavirus 2) causante de la enfermedad que ha sido denominada COVID-19 (Coronavirus Disease 2019).
Este virus se trasmite a los humanos y provoca una infección que cursa con situaciones clínicas muy variables que pueden ir desde un cuadro asintomático o paucisintomático caracterizado por una sintomatología similar a un resfriado común, hasta cuadros más graves con manifestaciones severas a nivel respiratorio.
La posibilidad de desarrollar un cuadro severo no se distribuye de manera uniforme en la población, sino que se concentra en pacientes de edad avanzada o con comorbilidades como hipertensión, diabetes, enfermedad renal crónica, enfermedad isquémica cardiaca o cáncer [1].
Dentro de estos grupos poblacionales de mayor riesgo, los pacientes oncológicos merecen una especial atención por su vulnerabilidad y porque se trata de una enfermedad con una alta incidencia. Tan sólo en España, en 2019 se alcanzaron los 277.234 nuevos diagnósticos según las estimaciones de REDECAN [2].
Actualmente existe escasa literatura sobre la enfermedad COVID-19 en pacientes con cáncer. Un reciente trabajo demuestra que, tras la infección, los pacientes oncológicos tienen un mayor riesgo de desarrollar complicaciones severas con respecto a los pacientes sin cáncer [3].
En la misma línea, otro estudio en población china muestra un mayor riesgo de contagio en pacientes con cáncer comparado con el de la población general [4]. Por lo tanto, si los pacientes oncológicos tienen un mayor riesgo de contagio al virus y mayor probabilidad de complicaciones, debiéramos disminuir la exposición al mismo minimizando las visitas al hospital y así proteger la calidad de vida del paciente.
Por eso, la telemedicina o la prestación de servicios de medicina a distancia, puede jugar un papel importante en el futuro. Si nos fijamos en Francia, antes de la pandemia se realizaban una media de 10.000 teleconsultas por mes.
Hoy la situación es muy diferente, superando ya el medio millón de videoconsultas médicas por WhatsApp, Skype o teléfono [5]. Aquí en España, aunque no tenemos datos oficiales, ha sido común en enfermos de cáncer la sustitución de algunas visitas presenciales por telefónicas.
¿Estaríamos preparados en España para una transición tecnológica más generalizada? ¿En qué perfil de pacientes podríamos llevarlo a cabo? ¿Todas las consultas presenciales son sustituibles? ¿Qué opinan los pacientes al respecto?
Son preguntas que requieren respuestas basadas en evidencia.
Los estudios que testan la aplicación de nuevas soluciones tecnológicas ya está en marcha.
Artículo redactado y validado por:
Alfonso Cortés Salgado
Facultativo Especialista en Oncología Médica en el Hospital Universitario Ramón y Cajal (Madrid) desde 2016. Sección de cáncer de mama y tumores ginecológicos. Co-fundador de Oncare Madrid.
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